Pokémon en la Plaza Síntagma
La brisa de ese verano que movía lado a lado a los cipreses frondosos, los cedros y naranjos de los parques, transportaba un perfume mezclado entre una resina dulce y sabor a mirra mediterránea que no he podido olvidar.
Había terminado de correr mientras escuchaba los mensajes de Yannis Varoufakis. Aproveché la soledad del parque Kerameikos, luego volví a recorrer las colinas de Lycabettus y estaba convencido que su discurso tenía un diagnóstico muy claro, pero algo le faltaba al rompecabezas.
Volví al centro a media mañana y la plaza estaba rodeada de jóvenes entre 15 y 18 años cuya atención estaba secuestrada por videojuegos, aplicaciones de realidad aumentada y videos en YouTube. Ese era el nuevo ágora donde no fluían pensamientos sino subocupación y el espacio público se activaba para matar el tiempo gracias al uso gratuito de Internet en los teléfonos móviles.
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