La Lección de Suzhou

El rocío del amanecer se esparcía en grandes gotas suspendidas en las flores de loto y el olor a pastizal fresco, comenzaba a impregnarse en mi respiración.

El "Jardín del maestro de redes", −uno de los espacios públicos más famosos de Suzhou− era un lugar que no solo había quietud, sino contemplación para meditar junto con el canto de la parvada de ruiseñores. Ese día, había decidido que era el mejor lugar para correr.

Mientras me dejaba abstraer por los árboles frondosos, suspendí mi memoria para recordar la reunión plenaria del Comité Permanente Provincial de Jiangsu −donde con mi teléfono− atestigüé el anunció para la inversión, destinándose kilómetros enteros de parcelas para la llegada de empresas especializadas en inteligencia artificial.

El paisaje detenía el tiempo y suspendía mi atención en el movimiento del agua.

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Ya no es la empresa grande la que vence a la pequeña, sino la rápida a la lenta y eso demuestra el nacimiento de la era microglobal...

Simón Levy