Deng en el Gobi

El viento olía a pasado; golpeaba con fuerza y con él, una estela de arena se quedaba hospedada en los enormes ventanales de la recepción.

Nos habían recibido con un típico guisado de arroz hervido con berenjena en salsa de soya en maridaje de ajos y cilantro. Will, el encargado del proyecto, estuvo toda la mañana realizando labores logísticas junto con la señora Ma en la alcaldía. La algarabía por la justa olímpica se sentía incluso en esa provincia, una de las más apartadas del poder central chino.

Mientras esperaba noticias y hacía alquimia para que el tiempo se transformara en movimiento, acudí al mercado central de la ciudad -que no estaba nada lejos del hotel donde me hospedaba- donde se veían mercaderes de las más variadas piedras preciosas con lapislázuli como en los relatos de la ruta de la seda.

 

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Ya no es la empresa grande la que vence a la pequeña, sino la rápida a la lenta y eso demuestra el nacimiento de la era microglobal...

Simón Levy